sexta-feira, setembro 07, 2007

unha vez

unha vez escribín algo, noutro lugar, lonxe no tempo, e no espazo. xa non importa o que. o azar, ou o arrecendo do azahar... non o sei, fíxome volver sobre as miñas verbas grabadas no aire... xa moito tempo pasara, mais alí estaba, eperando, unha mensaxe sorprendente. de quen? non o sei. por qué? non o sei...

ddtakamithwonkeydonbambu

Raíces de un baobab

Tengo en la frente un baobab. A veces agarra dormido y crece desmesuradamente; a veces me da sombra fresca y no duele. Nunca cambia de hojas, pero entiendo cuando esta en su otoño y lo trato amable; no olvido –a pesar de que me pongo todo acurrumacos y lo visto con cariño- que es un baobab, y a los baobabs no tienen compasión.
Este gigante es un desconsiderado. Ha echado raíces de la nuca al espinazo y, si parpadeo, un día crecerá hacia los brazos, y luego a las piernas, y cuando la gente me vea pensara que no soy un hombre sino árbol.
Dicen que los baobabs no tienen corazón; que por eso se adueñan del de uno, que por eso se lo quedan. Las noches se vuelven enfermas; las tardes se tornan friolentas, incluso en los veranos. Te atrapa la melancolía y allí vas, por las calles, arrastrándote de una banqueta a la otra, pensando en reclamarle a todo el mundo por este cielo gris. Pero después sabes que no es así. Que nadie a pintado de nada los cielos. Que es el baobab al que le gustan los grises y el desconsuelo.
He escuchado que hay mujeres que son semillas de baobab. Cuentan que si no se les tiene cuidado, se siembran en la frente y con paciencia van tejiendo sus raíces con nudos tan fuertes que, si se les quiere arrancar, se viene medio cráneo. Los que han dejado crecer baobabs, y han vivido para contarlo, dicen que uno pierde voluntad; que después piensas con la savia; que un día te duelen las ramas y cuando el sol esta brillante le tiras mordidas con las hojas. Dicen que ésas son claves para saber sí un baobab té a ganado.
Tengo en la frente un baobab. Recuerdo que alguien lo sembró, y lo cargo desde el principio y ni cuenta me había dado. Como sea, lo trato con respeto, le presto sus cuidados.
Y a veces, cuando he pensado en extirparlo, nos vamos a caminar a ningún lado y arrastro los pies en la tierra, y dejo al viento acariciar mis hojas y pienso: raíces de baobab en el corazón, que tiene de malo.
Tengo un baobab en la frente. No es mujer sino tristeza: he vivido para contarlo.

...pois eu o que teño é un home atravesado nos párpados, e non podo durmir, diríalle que se fóra, pero tenho un home atravesado na gorxa...